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la cara oscura de la luna

tomando un nuevo rumbo

Escuchando: la chica de ayer, de Nacha Pop

Finalmente se iban a vivir juntos, a casa de Irene, mañana ella tendría nuevo compañero de piso... y de cama. Le hacía ilusión la idea, inexplicablemente porque nunca le había apetecido comprometerse hasta ese punto con nadie, y porque no sabía porqué, pero Rodrigo no era una persona especial, sí lo era en el sentido de que le gustaba y estaba bien con él, pero en ningún momento sintió una emoción inexplicable por verle, ni con él se le pasaban las horas volando, ni podía hablar con él de ciertos temas, ni conocía la mitad de su pasado, ni era cariñoso, ni se sentía cómoda siéndolo ella, ninguno de los dos estaba enamorado, y los dos lo sabían, ninguno había propuesto monogamia, y los dos decían que no la querían, y ella sabía que de verdad ella no la quería. Pero llevaban bastante tiempo juntos, compartiendo cama varios días a la semana, y era una persona tranquila, de convivencia fácil. Pero no es normal estar haciendo una lista de pros y contras de tu novio, no son cosas que se hagan por interés, sino por lo que sientes, y además se quería ir a vivir con él.

Estaba recogiendo la casa, quitando objetos que igual no tenía mucho sentido seguir conservando, y menos cuando esa casa iba a recibir muchas cosas más. Ordenando armarios y quitando ropa, quitando cosas de las estanterías de la casa, colocando los libros para hacer más sitio, tirando revistas viejas. Al fin y al cabo mañana empezaba el primer día de su nueva vida.

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